28 de marzo de 2024

Pozo Alcón: La Historia y sus gentes. XXX

¿LOS FELICES AÑOS VEINTE?

Por José Manuel Leal

Como decíamos en el anterior artículo, Pozo Alcón pasó a convertirse, para la prensa nacional, en un pueblo que simbolizaba el “cambio” que pretendía la Dictadura, un supuesto paso de un antiguo a un nuevo Régimen, cuando en realidad el objetivo fundamental del golpe de Estado no era otro que el último intento para salvar al propio Alfonso XIII y a la monarquía del fracaso colonial en Marruecos, de la inestabilidad social y del empuje de las ideas anarquistas, socialistas y republicanas.

Varios fueron los alcaldes que se sucedieron en este periodo y entre ellos destaca Antonio Jurado Amador, que lo fue entre 1925 y 1928.Vamos a partir de una semblanza que de él hace el cronista MAQ en 1930, al ser nombrado teniente de alcalde por el nuevo gobierno tras el fin de la Dictadura y el exilio de Primo de Rivera:

Don Antonio Jurado Amador, primer teniente de alcalde, perteneció al grupo político que acaudillaba en esta localidad don Manuel Torres Quiñones, y fue concejal antes del Directorio y alcalde con la Dictadura. Las circunstancias en que vino a la Alcaldía no le dieron popularidad y el comienzo de su gestión, francamente desacertada, le trajo críticas y censuras que el favoritismo de aquel régimen ahogaba en nuestro ambiente. Pero, aunque tarde, porque ya estaba hecho el daño irreparable de malgastar una importante cantidad que había en las arcas del Municipio, tuvo exacta visión de la realidad, y cambió de frente y puso mano en el asunto de las aguas para el riego, que aquel año tuvo mejor distribución, beneficiándose con ello los intereses del pueblo. A pesar de esto, de la misma manera que vino a la Alcaldía, salió de ella, porque los elementos que le elevaron, entonces influyentes, quisieron vengar lo que ellos llamaban “pecado de ingratitud” y era solamente romper las ataduras de una tutela impopular y disparatada”.

En lo que se refiere a la acusación de malgasto, ciertamente que, entre viajes a Madrid, campañas de propaganda y homenajes diversos, se despilfarró el poco dinero de que disponía el Ayuntamiento. Así, por ejemplo, en 1925, se rindió homenaje y se pusieron sus nombres a calles al general Primo de Rivera, lógicamente; pero también al gobernador civil, González Oliveros; al delegado del distrito, Rodríguez Acosta; al marqués de Foronda, claro está, e incluso al doctor Mestre, que pasó por aquí inspeccionando la lamentable situación higiénica del pueblo. Al año siguiente, en enero de 1926, informaba el cronista MAQ:

Ayer salieron para Madrid el alcalde don Antonio Jurado Amador y el vicepresidente de la UP local don Joaquín Corral Francesch. El viaje está relacionado con la entrega de pergaminos a diversas personalidades de la actual situación política y, según han declarado los señores viajeros, con la realización de gestiones de interés grandísimo para esta localidad”.

Y fueron los diarios El Sol y La Nación, de Madrid, los que recogieron las aspiraciones y reivindicaciones de Pozo Alcón, publicándose en 1925 desde un celebrado artículo titulado “LA RIQUEZA Y EL AISLAMIENTO DE POZO ALCÓN”, hasta incluso el Programa de Ferias de 1928. Pero fueron estas dos publicaciones que figuran a continuación las que nos permiten afirmar el valor de símbolo que la prensa del Régimen otorgó a Pozo Alcón:

En la primera página podemos ver claramente cómo la noticia sobre Pozo Alcón se inserta de tal forma, sin solución de continuidad, en la carta del Dictador contra el separatismo catalán, que más bien parece que se trate de la misma noticia. Su lectura contextual podría ser algo así como que los pueblos no quieren problemas políticos, sino que piden soluciones.

Más interesante todavía es el segundo periódico, La Nación, del 9/02/1926. Observamos, en primer lugar, cómo la noticia sobre Pozo Alcón se inserta en la misma página donde aparece un importantísimo discurso del Dictador ante el Consejo Nacional del Combustible, y otra noticia, entonces de gran actualidad, como eran los progresos de la aviación. Además, el periódico coloca un titular, “Cómo se transforma España”, con un antetítulo, “Del Antiguo al Nuevo Régimen”, y un subtítulo, “La obra política, social y económica”, todo ello para introducir la noticia de las obras y proyectos del Ayuntamiento de Pozo Alcón.

Respecto a los proyectos que se citan, ciertamente que el programa era ambicioso. En la práctica, sólo tenemos constancia de la construcción de las tres fuentes, todas ellas en la calle Parras, que tomaban sus aguas de la fuente Taza, cuyo caudal se vio muy menguado. Por otra parte, la idea “por iniciativa del alcalde” de la formación del Sindicato del Riego sólo se plasmará 10 años después, en 1936, con la creación de la Comunidad de Regantes. Antonio Jurado volverá a ser protagonista en 1939, al ser nombrado como presidente de la Junta franquista a la que se le entregó el poder al finalizar la guerra.

También desarrolló una labor significativa Manuel Torres Carmona, hijo del “cacique” conservador Manuel Torres Quiñones, último alcalde antes de la Dictadura y cuya sombra alargada seguía moviendo los hilos de la política local. Siendo alcalde Torres Carmona, entre 1928 y 1930, se desarrolló un amplio programa de adecentamiento y urbanización en el pueblo, que incluyó el arreglo y nueva construcción en la calle de Gila, en la Eralta (sic) y en las calles del Pósito y del Plato. También se desarrollaron algunas obras en la calle de la Tosca y en la calle Afuera. En el tintero quedaron, aunque se firmaron acuerdos, la construcción de un grupo escolar y casas para los maestros, así como la instalación de la estafeta de Correos que desde tantos años venía pidiendo el pueblo.

Y ahora, para seguir acercándonos a la sociedad de la época, les propongo que nos detengamos, aunque sea muy por encima, en el siguiente Anuario de 1930.

Lo primero que puede llamarnos la atención al ver este Anuario es la existencia de “minas de hierro”, pues las canteras de yeso son más conocidas. Efectivamente, ya a finales del S.XIX se buscó cobre en el paraje llamado el Cerro del Haro de Solón (mina La Poderosa) y también en el sitio conocido como los Horcajos de la Crispina (minas La Crispina y San Andrés). En los años 60, se retomó la búsqueda del cobre en el paraje la Loma de Blanco (mina El Olvido). Pero fue el hierro el único mineral que dio algún rendimiento; y así, a partir de los años 20, se buscó hierro sobre todo en el barranco de La Ñora, en la conocida como mina del Conejo, e incluso en los años 60 con la mina La Oportunidad. (En la cabecera de este artículo figura un mapa de 1960 con la situación de la mina del Conejo, que ya había sido excavada antes. La aldaba, algo tosca e imperfecta, que figura al lado del plano, se encontró en un destierre y bien podría haber sido hecha con hierro de esa mina).

También merece la pena que nos detengamos en el magisterio. En 1930 había tres maestros y dos maestras. Jóvenes y cultos, destaca entre ellos José Quero Delgado, padre del reconocido pintor de la Escuela valenciana, José Quero González, que nació en Pozo Alcón en 1932. José Quero había llegado a Pozo Alcón en 1925 a la escuela número 3, en la Plaza del Santo, y aquí permaneció hasta 1934 cuando fue trasladado a Málaga.

El Anuario nos proporciona igualmente una información interesantísima por cuanto en él aparecen algunos de los políticos del futuro inmediato: el que era alcalde en ese momento, Francisco Antiñolo, además del dueño de la abacería, Julio Gutiérrez Funes, quien será nombrado alcalde delegado por el gobierno provisional de la Segunda República, en 1931. Aparece también Lucas Martínez Cerrillo, con una tienda de coloniales, y que así mismo será alcalde entre 1934 y 1936, por el Partido Radical. Recordemos, por último, a Juan Rodríguez Moreno, el primer alcalde de la República tras la repetición de elecciones el 31 de mayo de 1931. Todos ellos son pequeños y medianos comerciantes que no habían tenido protagonismo alguno en el palenque municipal y que, a partir de ahora, junto a otros, serán los dirigentes de la nueva situación política, como iremos viendo en los próximos artículos.

 José Manuel Leal

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