14 de febrero de 2025

Opinión. Pozo Alcón: La Historia y sus gentes. LVIII

CONSEJOS DE GUERRA VIII

OTRAS CONDENAS Y MUERTES EN PRISIÓN

Disponemos todavía de varios Consejos de guerra más en los que se vieron envueltos otros poceños, y, como el relato pormenorizado de éstos podría alargar en exceso los artículos, vamos a intentar una síntesis de una parte de ellos, para detenernos después con más detalle en los tres poceños que murieron en cárceles de Jaén.

Podríamos empezar por aquellos poceños que vivían en otros lugares, como Luciano Monge Gómez, residente en La Iruela, que fue condenado a 20 años. Al parecer, obligaron a los presos de derechas de ese pueblo a destrozar y quemar las imágenes. También fue condenado por otros motivos Miguel Moreno Antiñolo, quien vivía en Motril al empezar la guerra y de allí se trasladó a Pozo Alcón, donde fue movilizado en la Compañía de Ingenieros de la 80 BM, en donde se le acusaba de haber sido Comisario político, aunque él afirma que sólo fue Delegado de su Compañía. Fue condenado el 26 de octubre de 1942 a reclusión perpetua, es decir, 30 años, por adhesión a la rebelión. O el maestro Francisco Hortal Quiñones, del que ya nos ocupamos ampliamente en otro artículo, condenado a 20 años por su apoyo a la República en Alcalá la Real.

 Otros poceños que vivían fuera del pueblo fueron detenidos en principio y rápidamente puestos en libertad por ser claramente personas de derechas que, por las circunstancias de guerra, habían quedado en el bando republicano, donde continuaron su vida más o menos normal, como pudieron ser Francisco Perea García, residente en Úbeda, aunque pasó la guerra entre Huesa y Pozo Alcón. Para él todo son informes positivos y alabanzas, por lo que fue inmediatamente puesto en libertad. O el veterinario Francisco Vela Iruela, quien también fue rápidamente liberado.  

También tendríamos a aquellos forasteros que vivían en el Pozo, como el juez municipal Domingo Rodríguez Egea quien, a veces, aparece como el “Zapatero”, aunque realmente era el “Alpargatero”, y del que ya nos ocupamos en su momento. O Tomás Guijarro Bujeque, acusado de haber destruido la cruz de mármol de San Gregorio. Tenemos también el Consejo de guerra de Cirilo Vilar Vargas, natural de Campocámara y que tuvo una importante actuación política durante la República y la guerra. Fue condenado a 12 años y un día por auxilio a la rebelión. Había sido detenido en agosto de 1939 y puesto en libertad vigilada en marzo de 1943.  

Especialmente curioso resulta el caso de Pedro Perea Carmona, que fue declarado demente e ingresado en el manicomio de la prisión militar de Jaén. Pedro Perea fue detenido con 25 años en julio de 1939; se le acusaba de izquierdista y de haber ostentado el grado de teniente en el ejército de la República, lo cual no era cierto. Ocurrió  que, después de haber sido herido, además de su trastorno psíquico, fue declarado como mutilado de guerra con la categoría de soldado. Pero, al volver a Pozo Alcón en 1938, dice que por el camino compró un uniforme de teniente para que no lo molestaran y, así vestido, se paseaba por el pueblo diciendo que una estrella del uniforme se la había puesta la CNT y otra la FAI.

El juez del caso dicta una providencia que textualmente dice: “Vista la coincidencia de informes en informar que el procesado PEDRO PEREA CARMONA no se encuentra bien en sus facultades mentales, como así mismo las declaraciones de algunos testigos, lo absurdo de su declaración, la incoherencia y vaguedad en sus respuestas al intentar hacer la indagatoria, elévese escrito al Ilmo. Sr. Auditor de Guerra de Jaén solicitando reconocimiento médico oficial….”.

Tras el informe médico, ingresó en el manicomio y el caso de Pedro Perea fue sobreseído y puesto en libertad.                

Vamos a centrarnos ahora en los tres poceños que murieron en la cárcel mientras se desarrollaba el Consejo de guerra:

José Ramón Bustos Palacios. Vivía en la calle Huertas de Hinojares y era barbero de profesión. Fue detenido el 12 de junio de 1939, acusado de haber participado en el destrozo de las imágenes de la iglesia de aquella localidad. Él no niega la acusación, aunque afirma que en aquel agosto de 1936 fueron obligados por forasteros procedentes de Peal a romper las imágenes y que fueron aquéllos los que las quemaron. No hubo más averiguaciones porque José Ramón Bustos fallecía en la cárcel de Santa Úrsula (Jaén) el 18 de agosto de 1941 “a consecuencia de la tuberculosis pulmonar que padecía”, según el informe médico.

Adolfo Amador González. Como el anterior, su caso representa el dolor y sufrimiento de tantos jóvenes que marcharon al frente de guerra, a la vez que nos recuerda a otro paisano del Fontanar, José Amador Lara, quien vivió peripecias similares, pasando por los mismos campos de concentración y cárceles, aunque con distinta suerte para cada uno. Coincidieron en el campo de concentración de Aranda de Duero (Burgos) y allí, sometido a malos tratos y amenazas, Adolfo Amador había acusado a José Amador de haber participado en la destrucción de imágenes, lo que después, ante el juez, niega y, cuando se le pregunta contesta: “que no lo recuerda por no ser cierto cuanto en aquella ocasión dijo, pues lo hizo ante el temor de ser objeto de malos tratos por aquella comisión”.

Adolfo Amador tenía 18 años al inicio de la guerra y se incorporó al ejército republicano en noviembre de 1936, en la 124 BM, en la cual, como sabemos, se incorporaron muchos poceños. En Tortosa fue hecho prisionero en abril de 1938 y llevado al campo de concentración de Aranda de Duero (4 meses), de donde pasó a la Prisión Central de Burgos (6 meses), y después a Vardenoceda (11 meses); de allí fue nuevamente trasladado a Zaragoza, donde comenzó el juicio, para terminar en la Prisión de Jaén.

Ya hemos visto en qué condiciones de violencia debieron de desarrollarse aquellos primeros interrogatorios en el campo de concentración, porque Adolfo Amador “confiesa” delitos en los que no había podido participar. He aquí el acta:

Observamos hacia el final del acta cómo aparece la clasificación del detenido con la letra “D”, que era la peor clasificación posible. Y ahora analicemos con más detalle su declaración: en primer lugar, respecto al hecho de haber conducido la furgonetilla (propiedad de un posadero de Cuevas del Campo), con las imágenes hasta la plazoleta del Santo, donde fueron quemadas, esto resulta muy improbable puesto que nadie más en todo el pueblo lo acusa de eso, y en los documentos de la Causa General, firmados por el alcalde gubernativo, Agustín Tirado, sólo aparecen acusados de aquellos hechos Antonio Segura Segura y Macario Bustos Iruela. En cuanto a la otra “confesión” de haber participado en la detención de “Don Juan”, que posteriormente sería fusilado, en realidad ese hecho jamás se produjo. Como también es totalmente falso que asaltaran a su gusto los domicilios de Óscar y Ceferino Bustos, porque nada de eso se recoge en ningún informe salido de Pozo Alcón. Muy al contrario, casi todos los informes oficiales y avales coinciden en su buena conducta y ausencia de delito alguno; por ejemplo, el informe del  comandante de la guardia civil, de octubre de 1939, dice: “…el citado individuo antes del GMN, observó siempre buena conducta, fue amante del orden y posterior a éste, durante la dominación Marxista en esta villa, no se destacó en requisas, detenciones, ni en hechos delictivos y no demostró ideología política alguna, considerándolo por lo tanto adicto al Régimen actual”. Y, sin embargo, en otro informe posterior de 1940, cuando las autoridades locales ya conocían su “declaración” en Aranda de Duero, le endosan el haber tomado parte en el destrozo de imágenes y otra acusación más genérica y vaga, según la cual “parece ser que hay un vago rumor de que se le acusa de algo inconcreto ocurrido fuera de la localidad”. Lógicamente nadie podría defenderse de una acusación tan imprecisa y Adolfo Amador, de 23 años, campesino, hijo de Francisco y María, que vivía en la calle Gila, tampoco pudo hacerlo porque sus sufrimientos terminaron el 3 de octubre de 1941, fecha en la que moría en el hospital de Jaén a causa de “tuberculosis generalizada”, según el informe médico.

Bibiano Martínez Heredia. Tenía 42 años al empezar la guerra, casado, con varios hijos, vivía en el Molinillo y, durante ese tiempo, ejerció el cargo de alcalde pedáneo de la Sierra. Se le acusaba del “asalto a las casetas forestales”, en lo que en realidad había sido un decomiso de armas y otros enseres ordenado por el Comité del Frente Popular de Pozo Alcón. Fue detenido en agosto de 1939 y todos los informes sobre él son positivos. Sin embargo, uno de los guardas forestales que fue desarmado de su fusil tercerola presenta una denuncia que, por su interés, reproducimos aquí:

En esta denuncia, aparte de los hechos que se relatan referidos a las casetas forestales de los prados de Arredondo y Cuenca, queda suficientemente claro que quien dirigía el sindicato anarquista CNT era Alfredo Moreno Armijo, que murió en Peal de Becerro en 1938. Además,  aparecen los hermanos Julián y Justo Ramos Carmona, los “Abichelones”(sic), que también tuvieron un gran protagonismo en la dirección de dicho sindicato.

El juicio no pudo continuar porque el 27 de junio de 1940 Bibiano Martínez, alias “Canalillas”, moría en la prisión de Santa Clara a causa de una uremia o nefritis crónica:

Con éstos, damos por finalizado el conjunto de ocho artículos en total que hemos dedicado al estudio y análisis de distintos Consejos de guerra, en los que se vieron implicados muchos poceños y al menos una poceña. Quedan todavía en el tintero más nombres de los detenidos, que en algún momento saldrán a la luz.

La venganza, a veces con algunas dosis de justicia, continuaba inexorable. Tenemos que recordar aquí que el objetivo último de ambos bandos no era el de vencer y derrotar al enemigo, sino el de destruirlo y aniquilarlo totalmente, tanto desde el punto de vista ideológico como desde el físico: el derrotado quedaría a expensas de las draconianas condiciones que impusiera el vencedor; todo lo cual no es una opinión personal, sino una síntesis de las declaraciones que el sindicalista y dirigente revolucionario de la CNT, José Buenaventura Durruti, hizo a la prensa inglesa a comienzos de la guerra. Y precisamente, como esto fue así y por si la Historia pudiera ser maestra de la vida para no incurrir en los mismos errores, es por lo que hemos recogido todas estas dramáticas y a veces trágicas noticias referidas a la Historia de Pozo Alcón y de sus gentes.

José Manuel Leal

NOTA: Después de un tiempo de pausa vacacional, volveremos con otros artículos referidos a la Historia de Pozo Alcón.

5 comentario en “Opinión. Pozo Alcón: La Historia y sus gentes. LVIII

  1. Agradecido por informar de la historia de mi pueblo. Hay que ser consciente de que la historia no hace a buenos ni a malos, son las personas quienes tiene esa potestad.

  2. Hola buenas tardes,

    Escribo por esta vía ya que no encuentro un contacto directo con el administrador el blog, pero viendo la cantidad de poceños que por aquí andan creo que es lo más indicado. Escribo porque me gustaría obtener información sobre cómo se encuentra el pueblo en la actualidad. Soy productora de cine y queremos rodar un cortometraje en su pueblo sobre estamentos sociales marginales. Me gustaría saber si sigue existiendo la barriada de la Torre del Reloj y también si la población de etnia gitana se ha extinguido por completo o sigue siendo una parte del pueblo. En definitiva, si pudieran facilitarme algún contacto para poder conversar y conocer un poco más su pueblo, me sería de muchísima ayuda. Muchas gracias!

  3. Buenas
    contacto para expresar mis felicitaciones por divulgar todos estos acontecimientos que forman parte de la historia de nuestro país y que es necesario conocer para tener una visión completa de lo ocurrido en aquellos tiempos. Sé que es ardua tarea la de leer toda la documentación de los archivos porque yo misma estoy leyendo la relacionada con mi familia de Hinojares, pero es importante hacerlo para que no caigan en el olvido las injusticias que padecieron todas las víctimas de la Guerra Civil y los represaliados por el franquismo.
    A ver si podemos homenajearlos a todos en el día 14 de junio que es en Andalucía el día de la memoria histórica y democrática.
    Aprovecho para comentar que en mis indagaciones he descubierto que en Hinojares hubo un campo de concentración franquista activo desde abril hasta junio de 1939 y hubo en él 74 prisioneros.

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