EL FRANQUISMO: DÉCADAS 40 Y 50
Por José Manuel Leal
Después de las actuaciones del delegado gubernativo Antonio Siles en el pueblo, y ya a partir del año 1948, se estableció una cierta normalidad en el Ayuntamiento. Por poco tiempo, el alcalde fue Manuel Rodríguez Bustos, quien fue sustituido en 1949 por Adolfo Segura Salazar, bajo cuyo mandato se culminaron unas e iniciaron otras obras de gran importancia y trascendencia para Pozo Alcón. Una cierta y paulatina recuperación económica que incluso llegó a que varios comerciantes se anunciaran en el periódico Ideal en 1946, con motivo de un suplemento especial que el periódico dedicó a Pozo Alcón con motivo de sus fiestas patronales:
Contaba por entonces Pozo Alcón con cuatro fábricas de electricidad que aprovechaban las corrientes de agua: una, de Francisco Antiñolo Leiva, en el Fontanar, que también suministraba energía a Cuevas del Campo; otra, en el río Turrilla, propiedad de Antonio Jurado, que surtía a Hinojares y a una parte de Pozo Alcón; la tercera, que había sido la primera en ser construida, situada en el arroyo de Guazalamanco, propiedad de Manuel Torres Quiñones; por último, en 1941, la Sociedad Lazo, Pacheco y Martínez construyó una cuarta fábrica de electricidad, aprovechando el salto de agua de riego. Además de estas cuatro, Pozo Alcón recibía energía de la Compañía eléctrica de Andalucía (CEDA) con aguas del barranco de la Canal, que marca el límite entre el Pozo y Quesada. Aunque parezca muchas fábricas, en realidad el suministro total era muy reducido, apenas para escaso alumbrado público, un punto de luz por vivienda y el resto de la energía para fábricas y molinos. A esto habría que añadir las deficiencias en la red de distribución, con postes de pino, que se interrumpía a la menor tormenta o caída.
Otra fuente de riqueza de Pozo Alcón, como lo ha sido a lo largo de toda su historia, es la Sierra, la Sierra del Pozo. Además de las faenas tradicionales, ahora, a partir de mediados de los años 40, la Renfe empezó a sacar pinos para convertirlos en traviesas de las vías férreas muy deterioradas, lo que generó distintos puestos de trabajo, desde la corta, labrado de troncos y otras faenas hasta la conducción de los mismos. Esto último se hacía de dos maneras: bien en camiones con las traviesas ya elaboradas, para lo que se construyó un puente hacia la cola dl actual pantano; o bien a través del río Guadalentín por donde bajaban los troncos en bruto. Constituía todo un espectáculo para niños y adultos ver cómo se amontonaban estos troncos, la “piná”, en la zona de Peralta, manejados hábilmente y conducidos por los pineros, hasta el Guadiana Menor desde donde se iban distribuyendo.
Una de las características de este pueblo ha sido y lo sigue siendo el fenómeno migratorio: Pozo Alcón es un pueblo de inmigrantes y de emigrantes. Ya hemos visto el gran aumento de la población que se produjo en las décadas de los años 30 y 40. Ahora, esta numerosa población ejercía tal presión demográfica en el lugar que, ante la falta de trabajo y miseria generalizada, no tuvo más remedio que emigrar a otros lugares, dando inicio así a la diáspora de poceños, sobre todo a Cataluña, al Levante y Baleares después o a Europa algunos. Pero antes de estos grandes movimientos migratorios se habían producido otros dos, más anecdóticos, para “hacer las Américas”: uno, a la Argentina en 1910; y otro en 1955, que llevó a más de 40 poceños al Paraguay en una aventura que terminó en fracaso, según podemos leer con más detalles en el libro de Manuel Moreno. Estas emigraciones a Suramérica han dejado descendientes de poceños en aquellas tierras. Pues bien, no podemos saber con exactitud el número total de habitantes de Pozo Alcón en, por ejemplo, 1950 debido principalmente a la gran movilidad y dispersión de la población. En el “Anuario Comercial” de 1950 aparecen 8321 habitantes de hecho, mientras que en “Boletín del Instituto de Estudios Jiennenses” de 1957 figura la cifra de 9611 habitantes. Por su parte, las estadísticas del INE nos dan un pico máximo de 8170 habitantes en 1950. Según todo esto, me parece razonable suponer que el número máximo de habitantes en Pozo Alcón de todos los tiempos serían unos 8500 habitantes en la década de los años 50.
En 1954, el Adelantamiento de Cazorla que desde su origen -excepto un breve periodo en el S. XVI- había pertenecido al Arzobispado de Toledo, pasó a integrarse en la Diócesis de Jaén. La visita del obispo a Pozo Alcón aquel mismo año, para las oportunas inauguraciones y demás asuntos espirituales, nos sirve además para acercarnos a algunas de las obras de cierta envergadura que ya se habían realizado. La noticia del diario Ideal del 19 de noviembre es la siguiente:
Podemos leer que se había construido un edificio para ubicar en él el Juzgado comarcal; también la centralita de teléfonos, que había llegado en 1941; Correos, por si algún día llegaba la Estafeta; Jefatura de Falange, y otras dependencias. Además se había construido el primer mercado de abastos y se había establecido la primera Agencia de la Caja de ahorros y Monte de Piedad de Granada. Y el Grupo Escolar, tan demandado durante tanto tiempo, con ocho escuelas dirigidas por Antonio Díaz, en la sección masculina, y María Ubalde en la femenina. En este momento, Pozo Alcón contaba con 18 escuelas, lo que hoy llamaríamos clases: las 8 del Grupo Escolar Nuestra Señora de los Dolores en sus dos secciones graduadas, más otras 4 aulas que el Ayuntamiento había construido; había también otras 2 escuelas unitarias de niñas y otra de niños en locales particulares, y la escuela parroquial. En el Fontanar, había por estas fechas 2 escuelas unitarias de maestros y maestras.
Esa visita del obispo de Jaén que hemos visto se produjo tres años después de un terremoto sucedido en mayo de 1951 y que originó grandes daños en la iglesia, según se recogía en la prensa del momento: “En la fuerte sacudida sísmica sentida en este pueblo, poco antes de las 5 de la tarde de hoy, sábado, ha resultado con daños de consideración una parte del templo parroquial. El terremoto produjo la caída de la obra de bóvedas sobre el altar mayor, que quedó por completo destrozado. Sólo se conserva cerrado, aunque con daños exteriores, el Sagrario…”. La noticia se ocupa también de los destrozos en algunas imágenes, como la de la Purísima, que quedó destrozada. No tenemos constancia de que este terremoto produjera otros destrozos en el pueblo. En cualquier caso, los efectos de éste y otras deficiencias estructurales que presentaba el edificio, sirvieron de poderosa excusa para el derribo del templo en la década siguiente y la construcción de la nueva iglesia.
De esta forma la recrea artísticamente en su interior el dibujante Pepe Lara (José Luis Lara Iruela), hijo de Pepe “El zapatero” que, como miles de poceños, marcharon a otros lugares, en concreto a Elche, ya en la década de los 60, y que siempre mantuvieron vivo el recuerdo de sus orígenes. Mi profundo y sincero agradecimiento a Pepe Lara por su colaboración con las ilustraciones que figuran en este artículo:
Y, sin embargo, era evidente que la iglesia necesitaba profundas reformas. En una noticia del diario Ideal del 07/10/1959, podemos leer: “El templo parroquial Nuestra Señora de la Encarnación, de este pueblo, ha sido enjalbegado recientemente. Su elevada nave central ante el altar mayor, desde el crucero al coro; sus naves laterales, menos altas, pero con altares e imágenes; su crucero, que se centra bajo la cúpula airosa, teniendo enfrente el altar mayor, fondo de la nave central, refulgen de nítida blancura. Pero la vetustez de sus muros, la pobreza de su arquitectura, la fragilidad de su construcción se muestran por todas partes: muros gruesos, pero desnivelados; agrietados arcos y techos y paredes y solería que piden reparación. A principio del siglo actual, gran parte de este templo, con su torre, se vino al suelo. Los cultos religiosos hubieron de trasladarse a una ermita, ya desaparecida, cuya insuficiencia, en las grandes solemnidades, hacía que algunos actos religiosos se hicieran en la calle. Esta parte de la iglesia es la que más seguridad ofrece hoy, por la reconstrucción que se hizo, bastante más sólida que la construcción primitiva. Es la parte que afecta a la torre, levantada con ladrillo, material empleado también en los muros de argamasa y mampostería. Pero la obra vieja, a través de la blancura del encalado, muestra sus grietas y sus desplomes como una incitación a la reparación a fondo que la iglesia necesita”.
Como vemos, sólo había dos posibles soluciones: bien la reparación en profundidad de todo el edificio, o bien su derribo, y ya sabemos cuál fue el resultado final.
José Manuel Leal
Gracias
Enhorabuena José Manuel, excelente artículo y gracias por la parte que me toca, un fuerte abrazo de tu amigo José Luis Lara.
Enhorabuena José Manuel y gracias una vez más por darnos a conocer la historia de nuestro pueblo aunque no sea la que más nos hubiese gustado.
No sé si lo llevamos en la sangre o tenemos tan mala suerte pero, hasta el día de hoy ningún consistorio local se ha preocupado lo más mínimo en conservar y poner en valor el patrimonio histórico de Pozo Alcon. En fin, que le vamos a hacer.
La cantidad de negocios que había antes, el pueblo por lo que ahí dice parecía estar más conectado con las ciudades y pueblos vecinos y ahora ni hay autobuses como los había hace unos años, por ejemplo el que salía directo desde Granada. No se de qué sirve tanto fomento del turismo y casas rurales, si lo principal se olvida. ¿Acaso no es más sostenible que tanto coche?
Por cierto, Don Adolfo Segura Salazar fue un gran alcalde y una gran persona.