Por David Fernández
—»¿HOY QUÉ ES, ES QUE ES FIESTA O ARGO?”
— NO, SOLO ES FIESTA PARA LOS FUNCIONARIOS, LOS DE LA ESCUELA.
— ¡GANDULES!
Esta mañana, día de la Constitución, tomando café en un bar cualquiera de Pozo Alcón. No doy crédito, por ser hoy cuando lo he podido vivir (aunque supongo que es lo que pasa en todos los bares, de todos los sitios, todos los días del año).Día en el que se celebra que todos los españoles dejaron sus diferencias, después de todo lo terrible que a muchos nos han contado y que a otros aún les resuena en sus vísceras, para redactar una Constitución que permitiera a todos los españoles vivir democráticamente dentro de los valores de libertad, igualdad y justicia.
Os pongo en situación. Me siento en la esquina del bar y pido un café con leche y una tostada. A lo largo de la barra, como si estuvieran en su casa, cinco individuos, por su aspecto, rondando la edad de jubilación. Justo detrás de ellos, en la retaguardia, otros tres más expectantes de lo que dicen las inteligencias supremas (nótese la ironía) que están en la primera línea de la política del bar. Encima de la barra varias botellas de segoviano (DIC para los no entendidos) y otras tantas de Anís del Mono.
Algunos de ellos me miran de reojo. Saben que yo no soy de los suyos, cual intruso en un bar donde ya se han distribuido las relaciones de poder. Hasta que uno de ellos dice: “¿hoy qué es? ¿Es que es fiesta o argo?”. Y rápidamente otro de ellos, como buen compañero, sale al ataque (comprendiendo claramente lo que su amigo demandaba de él): “hoy es er día de la Constitución, ¿no lo sabéis? Pero hoy solo descansan los funcionarios, los de la escuela”. Y, apresuradamente, otro de los “soldados” apostilla lacónicamente: “¡gandules!”. Y el de al lado: “si Franco levantara la cabeza…. por cierto, la Cruz de San Gregorio bla bla bla…”.
Me empiezo a sentir señalado, cuando aún me quedaba media tostada y medio café. Aunque supongo que era mera casualidad que yo estuviera allí. Pero empieza a sentarme mal el desayuno. Y empiezo a pensar en la situación. De repente llamo al camarero y le pregunto irónicamente: “¿Qué es lo que pasa hoy con este día de sol? ¿Es que no hay aceituna?” Estoy diciendo eso cuando sé perfectamente lo duro que es el trabajo de jornalero. Pero lo digo para intentar sacar una respuesta de aquellos individuos. Y automáticamente uno de ellos me responde violentamente que sí, que esta mañana yendo al bar casi lo atropellan 20 remolques. Y el camarero me dice que toda la gente que está en su bar, o está jubilada o prejubilada o de baja. Y que, incluso hay un funcionario entre ellos que tiene fincas y que tampoco puede ir (se refiere al de la ONCE). Y que tienen a gente trabajando en sus fincas mientras ellos están allí.
Vuelvo a pensar en la cuestión. Estaba rodeado de personas que hace algunos años (cuando hicieron el dinero que les permitió ser los “caciquillos” de poca monta que son ahora) se beneficiaron de los Fondos Sociales Europeos que llegaron a España para la innovación de las explotaciones agrícolas. Y en vez de dedicarlos a eso, se hicieron buenas casas y cortijos y se compraron un Mercedes. Luego dieron de alta a sus mujeres en el régimen agrario, que evidentemente estaban en sus casas limpiando y cocinando, para que así pudieran tener una pensión digna a la jubilación, pero sin pisar el campo en muchos casos. Y mandaron a sus hijos a estudiar a universidades gratuitas. Ahora, ahí estaban. En el bar con sus “copillas”. Con su ropa de trabajo, esperando que los “moros” les recogieran la aceituna para ir con el tractor a llevar la cosecha a la almazara. Algunos cobrando una buena pensión o de baja. Y diciendo, al mismo tiempo, que todos los funcionarios son unos gandules. Y que Franco debería levantar la cabeza para poner todo en su sitio.
Vuelvo a darle a la cabeza. ¡Qué pena! Estaba delante de aquellos que fueron víctimas del sistema franquista y de la pobreza. Aquellos que jamás fueron a la Escuela. Y que, por ello, ahora no le dan ningún valor. Víctimas de su propia ignorancia y de la frustración de no haber sabido vivir, refugiados en una botella, vuelcan su malestar sobre el otro, sobre aquel que no es de los suyos. Y allí en medio estaba yo. El día de la Constitución escuchando clamores en favor de la venida de una dictadura. Se avecinan malos tiempos. Quizá estos personajes, que parecen inofensivos y que no lo son, no hayan pensado de veras en sus
hijos e hijas. Pero conviene recordar que los derechos no son connaturales al ser humano y que también podemos ir para atrás. Que la Constitución es algo que hay que defender día a día. Sobre todo hoy. Aunque todavía hayas muchas cavernas en las que la gente disfruta discutiendo sobre sombras, al son del “sol y sombra”.
David Fernández
¡ Qué bueno y qué exacto!
👏👏👏
Sin Referéndum para la Reforma Política (15-12-76)no tendríamos Constitución. Les vendría bien, a tus «vecinos de barra», leerla y hacer un esfuerzo por comprenderla. Gracias David por hacerte eco de la política de «bares, bautizos y comuniones». Continúa ejerciendo la «libertad sin ira», que propone Jarcha ;todavía queda camino por andar. En aquel Referéndum tuve el inmenso honor de ser miembro de una Mesa Electoral.
Hay escritos que deberían ser de obligado seguimiento y este es uno de ellos. Lástima que ninguno de los «ilustres» contertulios nunca lleguen a sentirse aludidos, pero si debería de servir este magnífico artículo para no dejar caer en el olvido el valor de algo tan importante que nos ha llevado a avanzar en los últimos 35 años más que en todos los del franquismo, LA CONSTITUCIÓN
El típico poceño «apañao», está raza autóctona suele ir acompañada del » bocazas de bar» , quién no a ido alguna vez a tomar un café y están los poceños apañaos en la barra con sus bravuconadas del estilo de: Yo tengo….., Yo soy…., Yo he hecho…. o yo le he dicho… Etc,etc,etc.
Lo triste es que está raza autóctona, lejos de estar en peligro de extinción, tiene en las nuevas generaciones unos buenos sucesores.
Pero ya sabemos que en el Pozo da igual todo y no pasa nada, por qué?:
Porque estamos APAÑAOS.
Algo parecido me ocurrió a mi el sábado, cuatro de diciembre en el supermercado Más y Más de Pozo Alcón
Una clienta no entendía por que cerraba el el establecimiento siendo día entre semana
Yo harta de soportar sus quejas, alce la voz para dirigirme a ella y explicarle que, todos, todos los españoles deberíamos sentirnos unos privilegiados ya que los ciudadanos que eran mayores de edad, en aquel momento, votaron la Constitución Española Y que el día seis de diciembre del año 1978 entró en vigor, y gracias a esto podemos votar y elegir a nuestros gobernantes, gozar de unos derechos, q para sí los quisiera muchos ciudadanos del mundo